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Mes: enero 2018

NO SUFRIMOS POR LO QUE SUCEDE, SINO POR LO QUE CREEMOS QUE SUCEDE

Es necesario aprender sobre nuestras emociones,  sobre su gestión y tenemos la obligación de enseñar a los más pequeños para que desarrollen mecanismos que les ayuden a avanzar  antes las dificultades inevitables de la vida. Nuestros pensamientos nos llevan a generar una vida feliz o desdichada, dependiendo de su naturaleza. Un pensamiento positivo es por lo general constructivo, trata de enfocarse en las oportunidades y no en las limitaciones, aporta felicidad, paz y alegría, mejorando de esta forma tu vida. Por el contrario, un pensamiento negativo tiende a ser catastrofista, irreal y dañino. Te aleja del éxito y de la felicidad. Por ello, debemos identificar las ideas irracionales.

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EXPLICA, RAZONA, ENSEÑA…

Los niños y niñas construyen el mundo a través de lo que les rodea, de lo que se les dice, mediante lo que se les explica. Su realidad es diferente a la nuestra, se forma a partir de sus experiencias con sus padres, familiares más cercanos, compañeros de iguales, barrio, etc.

Nuestra función debe estar encaminada a dar razones, exponer y aclarar las cosas, intentando a la vez, argumentar los porqués. A partir de aquí el niño o niña va a dar sentido y coherencia al mundo que les rodea.

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CAMPAÑA #LOSÚLTIMOS100

Ningún tipo de violencia hacia la infancia es tolerable. Los niños y niñas víctimas de violencia sufren graves secuelas físicas y psíquicas en su desarrollo, y en los casos más graves mueren a causa de la violencia que han sufrido. Ellos son los más vulnerables frente a la violencia. El miedo, la indefensión y el desconocimiento de mecanismos y formas para denunciar estas situaciones hacen que sigan dándose cifras alarmantes de casos de violencia hacia la infancia.

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¿QUÉ ES EL BULLYING O ACOSO ESCOLAR?

El bullying es el maltrato físico y/o psicológico deliberado y continuado que recibe un niño o niña por parte de otro/otros. Se da un comportamiento cruel con el objetivo de someter o asustar, generalmente con vistas a obtener algún resultado favorable, intentando satisfacer la necesidad de agredir y destruir. Implica una repetición continuada de las burlas o las agresiones y puede provocar la exclusión social de la víctima.

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